Monday, May 18, 2009

Adios.

Las hojas lentas de un diario, giran como si cayeran hojas de los árboles, lento, dramático, digno de una captura en 35mm. Todo perdió unos grados de color y lentamente apareció un nombre.
Un nombre que dice mucho sin haber dicho nada, un nombre de recuerdos olvidados, pero recuerdos verdaderos. fuera el maquillaje. Adios a los tacos altos. Y no importa que pasara, la esquela dramática de diva cinematográfica siempre estaba presente.
Como vivir en línea rápida y no esperar una colisión acelerada. Lo bello es poder decidir en que momento pisar el acelerador y chocar contra todo. La dignidad que uno encuentra en quitarse lo que todos nos quieren arrebatar es irremplazable, un sumo fresco y dulce que algunos esperamos tomar en silencio y asolapados.
La magia de la oscuridad interna, desvela sus secretos cuando siente a una persona extraña, la atrapa y la enreda, esperando que mas nunca se aleje. Triste resultado ver los pasos de aquellos que se fueron y las nuevas pisadas de los que se van alejándose por rutas que se abren paso entre los hilos del corazón.
Pero la pureza del adiós, del adiós eterno. Es hermosa. Una simple y pequeña despedida salada y agria, una ultima mirada alrededor, un ligero frío en la columna vertebral y luego solo el garbo y la valentía del último vuelo, el salto final, un paso ligero al adios infinito.
Nunca lo imaginé distinto. un adios valiente, un adios no impostado, un adios verdadero pero eterno y desde lejos una esperanza y una sonrisa que dibujan los labios de aquellos que alzamos en hombros tu cuerpo caído alguna vez. Un beso al viento y un adiós infinito con mirada alzada al cielo esperando lo recibas y recuerdes una brisa veraniega.